En la era de la responsabilidad, la ética de la convicción ha caído en desuso. Toda regla, toda auditoría, tiene sus márgenes y sus flexibilidades. El gestor ha de aplicar discreción y buen juicio, no sea que a base de justicia, un día el mundo perezca.

El Sr. Diamond, ejecutivo principal de Barclays que dimitió el martes y compareció en el parlamento el jueves (mejor no establecer comparaciones con el trato que dispensamos  en España a responsables de casos análogos del mismo sector) se defiende acusando a todos sus colegas gestores de bancos, y al gobierno y al Banco Central de Inglaterra de aceptar una mentirilla (decían que podían financiarse a un interés menor del que realmente debían pagar) al objeto de que no pareciera que tenían problemas financieros. La mentirilla era por el bien de los accionistas, los clientes, y la sociedad en general, así que no era, para Diamond, una violación de regla moral alguna, sino más bien su cumplimiento.

He aquí una cita literal de Diamond: “no siento culpabilidad personal, lo que sí siento es un fuerte sentido de la responsabilidad”. Quizá por ese sentido de la responsabilidad, Diamond renuncio primero a sus bonus y después a su cargo. Para defender al banco para el que trabajaba.

El 6 de noviembre de 2011, Diamond publicó una columna en El País Negocios que se titulaba “Los bancos deben ser buenos ciudadanos”  y exponía el proceso de reflexión del autor tras tres años de crisis y escándalos financieros. La comenté en su momento, porque me produjo irritación.

Con todo, me cuesta pensar que se trate de puro cinismo. Posiblemente Diamond creía lo que decía. Simplmente, la buena ciudadanía incluía un permiso para salir del paso aunque fuera mintiendo un poquito, siempre que no se hiciera público, y con el consentimiento tácito de los demás jugadores del sector, incluido el gobierno.

Diamond viene a decir que todo el sector interpretaba el octavo mandamiento de la siguiente forma: “No mentirás… casi nunca; y en particular mentirás un poquillo si así mantienes la ficción de que tu banco es solvente, porque eres un CEO responsable y muy bien remunerado y estás velando por el interés de los accionistas, y a los accionistas les interesa que los dueños de los petrodólares que tanto necesitamos, y de los que saldrán los beneficios y los bonus, crean que nuestro banco no está en crisis, a pesar de las apariencias.”

Este es un mandamiento mucho más responsable que el tosco original, que no estaba pensado para las finanzas modernas. Ahora Diamond dice que el sistema le “obligó” a aceptar esa conducta, o a mirar para otro lado. Lo grave es que casi seguro que tiene razón. Ahora no le creeremos aunque diga la verdad. Pero cuando dice que todos los bancos mintieron, incluidos los nacionalizados –lo que probaría que en realidad el gobierno mismo conocía la práctica– suena verosímil.

Esto confirma una vez más que la ética empresarial, que quizá requiera una reforma personal, no hay duda que requiere principalmente muchas reformas institucionales