Hay quien sitúa el nacimiento de la bioética hace casi 50 años, en 1962, cuando un reportaje en la revista Life dio a conocer un comité (creado en 1961 en Seattle, estado de Washington) para decidir qué pacientes tenían preferencia para beneficiarse de la entonces reciente máquina de hemodiálisis. La novedad de este comité no sólo estriba en el contenido de las decisiones —de vida o muerte para los candidatos a recibir tratamiento con la máquina—, sino también en que por primera vez incorporó a legos en el método para tomarlas.

Aunque el famoso comité de Seattle (“el comité de Dios”, como lo llamó alguno) es mencionado a menudo en la literatura, no es fácil encontrar detalles a no ser que uno se haga con el reportaje de Life. Pero hoy he podido leer un estupendo artículo de Laura McGough y colaboradores en el que se trata de este y otros casos. Entre otras cosas he podido conocer la composición del comité: nueve miembros, de los cuales dos eran médicos y los otros siete “legos” (un sacerdote, un abogado, un amo/a de casa, un banquero, un sindicalista, un funcionario y un cirujano, que al no ser nefrólogo también era lego en el tema).

Más información:

  • S. Alexander. They Decide Who Lives, Who Dies. Life 53 (November 9, 1962): 102–125.
  • L. J. McGough et al. Which Patients First? Setting Priorities for Antiretroviral Therapy Where Resources Are Limited. Am J Public Health (2005) 95:1173–1180.