Por Isabel Romero

El economista Amartya Sen, en su libro ‘Desarrollo y Libertad’, concibe el desarrollo como “un proceso integrado de expansión de las libertades fundamentales relacionadas entre sí, que integra las consideraciones económicas, sociales y políticas y permite reconocer el papel de los valores sociales y de las costumbres vigentes”. Y para ello, se aferra a la idea de que “las libertades no sólo son el fin principal del desarrollo, sino que se encuentran, además, entre sus principales medios”. Reconociendo a su vez la importancia de las relaciones entre los distintos tipos de libertades.

Como ejemplos, cita las siguientes relaciones:

•    La falta de libertad económica, en forma de extrema pobreza, puede hacer de una persona víctima indefensa de la violación de otros tipos de libertad, como falta de libertad social, de la misma forma que la falta de libertad social o política también puede fomentar la falta de libertad económica. Ej.: el paro.

Ejemplos que también apoya con la reflexión sobre la relación entre la renta y los logros, es decir, entre la riqueza económica y la capacidad de vivir como queramos. Para ello pone otro ejemplo, en el que Maitreyee, a la que ofrecen tener toda la riqueza que quiere se cuestiona: ¿Para qué me sirve una cosa con la que no voy a volverme inmortal?
En su respuesta, Amartya Sen recurre a Aristóles y a su Ética a Nicómano:“la riqueza no es más que un instrumento para conseguir algún otro fin”. Desechando así, una vez más, la idea de que el desarrollo depende exclusivamente del crecimiento económico. “El desarrollo debe ir más allá del crecimiento económico, ya que éste es un instrumento para conseguir otro fin”. Y vuelve a dejar claro su concepción de la libertad, en la que se incluyen tanto los procesos que hacen posible la libertad de acción y de decisión como las oportunidades reales que tienen los individuos.

Otra de sus aportaciones es que “hay que establecer la distinción entre los “resultados finales” (que no tienen en cuenta el proceso por el que se consiguen) y los “resultados globales” (que tienen en cuenta los procesos empleados para llegar a los resultados finales). Y ante esta afirmación propone evaluar los resultados del desarrollo desde la perspectiva de la eliminación de la falta de libertades que sufren los miembros de la sociedad.

Para completar el tema, me centro otra de las cuestiones que muchos se preguntan: ¿El desarrollo humano es un lujo que sólo pueden permitirse los países más ricos?
Amartya Sen se atreve a responder: “Lo esencial es que la influencia del crecimiento económico depende mucho de cómo se utilicen los frutos de dicho crecimiento económico. Y cita como ejemplo el hecho de que la esperanza de vida en Kerala, en comparación a su renta per cápita, es mucho mayor a la de Gabón, Brasil o Sudáfrica, países con una renta per cápita mayor. Otro ejemplo es el estudio que refleja que los afroamericanos sufren una privación desde el punto de vista de la renta per cápita frente a los americanos blancos, y además sufren más privaciones en términos absolutos que los indios de baja renta de Kerala (tanto hombres y mujeres) y los chinos (en el caso de los hombres) en lo que se refiere a vivir hasta edades avanzadas. Hechos que nuevamente le sirven para afirmar que “estos contrastes tienen una considerable relevancia para la política económica y social y ponen de relieve la importancia del proceso impulsado por la política social”, a la hora de estudiar el desarrollo.

Para finalizar, de sus ideas extraigo las siguientes conclusiones:

•    El aumento de la libertad del hombre es tanto el principal objetivo del desarrollo como su medio primordial.
•    El objetivo del desarrollo está relacionado con la valoración de las libertades reales de que gozan los individuos.
•    Esas capacidades individuales dependen de los sistemas económicos, políticos y sociales.
•    Los individuos han de verse como seres que participan activamente en la configuración de su propio destino, no como meros receptores pasivos.
•    El Estado y la sociedad deben salvaguardar las capacidades humanas, crear buenos mecanismos institucionales.

Sin embargo, hay una afirmación que Amartya Sen hace y que yo me planteo bastante: “Una economía pobre puede tener menos dinero para gastar en sanidad y en educación, pero también necesita menos dinero para prestar esos mismos servicios, que costarían mucho más en los países más ricos”.

¿Cómo puede ser esto? ¿A costa de qué? Porque puede que la sanidad y la educación les llegue a todo el mundo… Pero si no se invierte en máquinas, en investigación, siempre habrá un retraso con respecto a los países ricos, por eso tal vez cueste menos en unos y más en otros. Y ¿qué es mejor? 

Comentarios 


Desarrollo, conocimiento y circunstancias socioculturales específicas

Jueves, 06 Noviembre 2008 04:34
Félix Redondo Casado

En cuanto a la última pregunta que plantea Isabel Romero parece evidente que el desarrollo tiene diferente grado de dificultad para cada uno de los países. Pero también podemos añadir que los más desarrollados cuentan con una posición privilegiada con respecto a los menos. Esto implica que los países más pobres necesiten de unos conocimientos cada vez más técnicos y precisos que les permitan poder desarrollar una industria propia. El problema que planteo es que estos conocimientos que generan los países avanzados no implican una validez automática para todas las sociedades del mundo. Es necesario que cada comunidad cultural adapte los avances científicos a su realidad social. Y ello, es ciertamente difícil, en la medida en que cada sociedad tiene unas circunstancias muy específicas, puesto que el desarrollo, entendido como una suma de variables -sociales, educativas, culturales, políticas...- no es homogéneo para todos.

Sobre el desarrollo "en general"

Sábado, 03 Enero 2009 14:32
Irina Pertierra Sánchez

Muchas veces hablamos de cómo todos y todas tendríamos que tener un desarrollo similar. Pero, ¿puede esto ser real? No estamos hablando, creo, de metas realistas para todos los países puesto que medimos lo que es el desarrollo todavía desde una perspectiva economicista que es imposible de alcanzar para todos. De hecho, se habla del "decrecimiento" necesario que tendríamos que hacer para nosotros mismos (los países desarrollados) poder vivir y sobrevivir a una serie de contradicciones internas que parece no queremos ver pero que son muy importantes.

Puede que las teorías de las capacidades, pues ya hemos visto que existen distintas versiones y conversaciones en torno a ellas, nos ayuden a implementar mejor la concepción de desarrollo en todo el mundo. Estoy de acuerdo en que los conocimientos que tenemos no tienen por qué ser los mejores ni los más válidos para todos. Y que, bajo una capa de menosprecio, no permitimos que sus concepciones de desarrollo impregnen las nuestras, o bien las disfrazamos para que parezcan "nuestros" progresos (veáse la variedad agrícola que nos han otorgado durante siglos los países que nosotros denominamos no desarrollados, que tenemos que "salvar", pero que producían de una forma de la que ahora está aprendiendo, o más bien robando, la denominada agrotecnología).

Sobre el desarrollo humano

Sábado, 17 Enero 2009 17:56
Beatriz Ortiz

El ejemplo aportado por Sen sobre la mayor esperanza de vida en la provincia de Kerala (India) en comparación con la de otros países cuya renta per cápita es más alta (como la de Gabón, Brasil o Sudáfrica) me parece un claro ejemplo de que el desarrollo humano no es algo que sólo puedan permitirse los países ricos. Las prioridades a la hora de invertir los frutos del crecimiento económico son fundamentales para el desarrollo. La prioridad puede ser favorecer un desarrollo humano de la población y no utilizar el crecimiento económico sólo para fomentar más el crecimiento económico. Es decir, este ejemplo muestra que existen otro enfoques del desarrollo alejadas del enfoque economicista y que han sido empíricamente demostrables (al caso de Kerala se suma el de la provincia argentina de Neuquén). Estos nuevos enfoques se centran en la satisfacción de las necesidades humanas como prioridad ética y requisito fundamental para el funcionamiento de la economía y son posibles a pesar de que exista una renta baja siempre y cuando los gobernantes estén comprometidos con el bienestar de su población y no con el enriquecimiento de sus bolsillos, de las empresas nacionales o transnacionales (que es lo que suele pasar). El hecho de fomentar el desarrollo humano de esta manera me hace pensar que también sería posible que a partir de ahí el propio país pueda desarrollarse “a su manera” con el impulso del desarrollo humano de sus ciudadanos puesto que permitiría que fueran los protagonistas de su propio desarrollo. Al mismo tiempo, este desarrollo sería integral ya que el propio desarrollo humano impulsaría el desarrollo del resto de los sectores por lo que no se generarían “distintas velocidades”.

Artículo: Kerala y Neuquén: dos oasis de desarrollo humano

Desarrollo, decrecimiento y crisis

Lunes, 19 Enero 2009 17:33
Ricardo Parellada

Me parece que la presentación breve de la noción de desarrollo y de algunas ideas de Sen de I. Romero son adecuadas y suficientes para plantear problemas de gran relevancia en estos momentos de crisis económica. Una vez que aprendemos la desconexión frecuente entre indicadores económicos e indicadores de bienestar, no debemos dejar de insistir en que no se identifiquen unos y otros. En el contexto actual, debemos exigir que no se consideren definitivos (¿para qué?) los datos sobre el crecimiento o el decrecimiento del PIB. Debemos demandar que los políticos, los economistas y los medios de comunicación aborden de maneras comprensibles para la opinión pública cuestiones como las siguientes: ¿cómo se mide el crecimiento?, ¿el crecimiento significa bienestar?, ¿conlleva la atención a las necesidades básicas?, ¿no se puede aprovechar la crisis del automóvil para reconducir su modelo industrial y reducir su impacto ecológico negativo?, ¿no se puede aprovechar el parón del consumo para buscar patrones más razonables y sostenibles?

Parece imprescindible plantear el debate a fondo sobre el decrecimiento (señalado por Irina) o, al menos, sobre la viabilidad y el aprovechamiento de una estabilización de la rente por habitantes en contextos de desarrollo alto para la atención a lo prioritario, que no es efecto automático del crecimiento económico.