Reseña de Historical Meta-Epistemology de Ian Hacking

Ontología Histórica: Con Foucault y más allá

La propuesta de Hacking está visiblemente influenciada por la idea del filósofo francés Michel Foucault, presentada como una “ontología histórica de nosotros mismos”, en la cual propone:

“una indagación histórica a través de los eventos que nos han llevado a constituirnos y a reconocernos como sujetos de lo que hacemos, pensamos, decimos”. (1984, 14)

Para ello, Hacking va a tomar de la obra foucaultiana, los tres ejes fundamentales por las cuales los individuos nos constituimos como: (1) sujetos de nuestro saber (en tanto nos auto-constituimos como sujetos de conocimiento), (2) sujetos que ejercemos o soportamos relaciones de poder (en tanto que accionamos sobre los otros) y (3) sujetos morales de nuestras propias acciones (en tanto nos relacionamos con nosotros mismos y nos volvemos agentes morales).

La diferenciación que el propio Hacking hace de su propuesta de ontología histórica (en adelante OH) respecto a la foucaultiana, tiene que ver con generalizar la noción de constitución y ampliarla a otros modos de constituirse más allá del constituirnos a nosotros mismos propuesto por el filósofo francés.

Lo que más interesará a Hacking (y aquí su “vuelta” a Foucault) es cómo los conceptos, prácticas e instituciones, susceptibles de ser tratados como objetos de conocimiento, pueden revelar nuevas posibilidades de elección y comportamiento humano. En palabras de Hacking, este movimiento metodológico puede verse como una “extensión y contracción” de la OH de Foucault, al generalizarla y al mismo tiempo limitarla a fenómenos puntuales, como por ejemplo; de qué manera surgió lo que hoy denominamos probabilidad (Hacking, 1995), o cómo los casos de abuso infantil se convirtieron en

un foco de acción, un vehículo para el juicio, un lamento por la inocencia perdida de una generación, un chivo expiatorio por el fin del núcleo familiar, y un motivo para reiteradas intervenciones y de vigilancia de las familias”. (Hacking 2002, 4)

Para sintetizar, podríamos afirmar que la preocupación central de Hacking de cómo la ontología de algunos objetos se constituye históricamente, nos conduce necesariamente al análisis de nuestras prácticas de etiquetar y nombrar a los objetos.

Además, para entender esta OH, es relevante apuntar que los conceptos, prácticas e instituciones, al momento de ser tratados como objetos de conocimiento, revelan (o pueden revelar) nuevas posibilidades de acción y de decisiones a tomar (como el ejemplo de abuso infantil mencionado más arriba). Esto también está presente en los análisis sociológicos o de comportamientos sociales del autor, en donde sostiene que:

“...las nuevas clasificaciones de comportamiento cambian los espacios de nuestras posibilidades: hay nuevas cosas para hacer, nuevas formas de ser, nuevos tipos de acciones intencionales que performar. Como las personas literalmente hacen cosas nuevas o modifican comportamientos antiguos, el mismo conocimiento que entra en vigor con las nuevas clasificaciones tiene que ser ajustado, corregido, cambiado, exigiendo nuevos conocimientos y nuevas clases”. (Hacking 1996, 60)

Es decir que la OH propuesta por Hacking también está interesada en aquellos objetos (y los efectos que estos causan) que no son reconocidos de forma alguna hasta que se convierten e irrumpen en escena en calidad de objetos de estudio científico. Como ejemplo, en el trabajo de Hacking anteriormente citado acerca del surgimiento de la probabilidad (1995), se plantea que los objetos o problemas filosóficos a estudiar en un momento determinado emergen gracias a que existe un espacio de posibilidades en el cual se organizan los pensamientos al respecto y sobre todo, cuando este espacio cambia y comienza a ser reconocido un nuevo problema u objeto científico.

Meta-epistemología histórica: ¿atascados en el bucle?

La breve caracterización expuesta sobre la OH, nos obliga a detenernos a pensar en dos nociones centrales: la historicidad de las categorías epistémicas que manejamos (que están “situadas” en un tiempo y espacio determinado) y cómo éstas a la vez organizan el campo de nuestro conocimiento. Es decir, no se trata solo de “historizar a Kant” (situar los conceptos que organizan y performan nuestro conocimiento) sino también analizar la propia organización conceptual con la cual operamos y en la cual, en palabras de Hacking “estamos atascados” (2002, 9).

Es decir, nos obliga a pensar una Meta-epistemología histórica (en adelante MEH). Meta, porque se encarga del estudio de los conceptos epistemológicos con los cuales operamos y no de la teoría del conocimiento en sí (como en la epistemología tradicional). Histórica porque intenta entender a su objeto de estudio en sus mutaciones y evoluciones a lo largo del tiempo para así comprenderlo en su actualidad.

Veamos, para ejemplificar, un caso de meta-concepto propuesto y analizado por Hacking. Nos referimos al estudio del concepto de Normalidad que el filósofo entiende no como un “modo de pensamiento” sino como un “meta-concepto que estructura una gran cantidad de modos de pensamiento” (1996, 59). Este meta-concepto es estudiado observando la influencia que ejerce en nuestros actos y en nuestras interacciones humanas, y en particular en aquellos comportamientos que son (o han sido) objeto de investigación científica.

Hacking analiza cómo los estudios científicos que buscan comprender un determinado comportamiento social, generan nuevas clasificaciones y conocimientos, que terminan a su vez; modificando de una u otra manera aquello que fue clasificado. A esto Hacking lo denomina el efecto bucle y es lo que sucede, por ejemplo, cuando operamos con el meta-concepto de Normalidad.

Debemos aquí, realizar una apreciación lógica resaltada por el autor, en la cual se define a lo “normal” como un concepto de segundo orden, es decir, que como adjetivo debe necesariamente acompañar a un sustantivo (“niño normal”). Por ende, el meta-concepto Normalidad por sí solo no posee la cualidad interactiva del mencionado efecto bucle, dado que “no aplica directamente a objetos individuales o seres vivientes en absoluto” (1996, 61). En este sentido es que podemos hablar de lo normal con efecto bucle, siempre y cuando esté vinculado directamente con algún concepto de primer orden (como el de “niño”). Tanto el concepto niño como el meta-concepto normal por sí solos, aislados y sin conexiones directas entre sí no generan este efecto.

Conceptos organizadores: ¿de qué?

La diferencia fundamental con las categorías del pensamiento kantiano-aristotélicas, es que los conceptos organizadores o meta-conceptos están situados históricamente, evolucionan, cambian y surgen o son modificados por la práctica, pero sin ser trascendentales o independientes al estilo kantiano o fregeano. En palabras del propio Hacking:

“Creo, en cambio, que un concepto organizador es una red de fibras, no la metáfora del cáñamo y la cuerda, sino más bien la de una línea de tiempo hecha de fibra óptica, dando vueltas en las esquinas, captando nuevos canales, 890 mensajes en un manojo, algunos se sacan, otros se alimentan, esos son los conceptos con los que organizamos nuestros pensamientos. Un concepto organizativo que usamos hoy en día, no existe como una entidad fuera de esa fibra de tradición y uso que es su único canon». (1999, 60)

Vemos, desde esta definición general, que los conceptos organizadores poseen un fuerte carácter meta-epistémico y por ende, su estudio será el objeto de estudio principal para la M-EH. La principal característica de estos conceptos es la de su imposibilidad de existir como entidad separada, es decir, que no pueden ser pensados fuera de su uso concreto dentro de esta “red de fibras” conceptual (1999, 60). Estas afirmaciones podrían hacernos creer que estamos frente a una especie de estructuralismo, en donde el rol conceptual vendría a definirse por la estructura en la cual los conceptos son utilizados. Pero el propio Hacking, volviendo sobre esta definición, dirá que no hay una supra estructura que opere como “tablero de ajedrez” de estos conceptos, sino más bien que:

“Los conceptos organizadores son usados además, para crear una autoridad sobre sí mismos, para gobernar y controlar los conceptos a nivel del suelo. Ellos continúan haciendo esto a través de las prácticas de organización y autorización a las cuales ellos se prestan. La estructura por la cual operan solo puede explicarse examinando los caminos por los cuales han sido forjados. No es solo que no tienen otro fundamento que su tradición y uso; no tienen más estructura que esta”. (1999, 66)

Otro caso evidente de concepto organizador resaltado por el canadiense, es el de Objetividad. Muy esclarecedor para comprender la idea de que los conceptos organizadores son ineludibles y estamos atascados en ellos. Según Hacking, no podríamos ni siquiera pensar acerca de pensar sin la ayuda de estos conceptos, aunque sea para negar su existencia o veracidad.

Como ejemplo, coloca aquí la teoría de una de las corrientes feministas contemporáneas, que sostiene que la propia idea de objetividad es una herramienta de opresión patriarcal, y es por tanto una idea a ser abolida. Pero para Hacking, es justamente ineludible, porque aunque se intente rechazar o abolir, es necesario desplegar la idea misma de objetividad.

A modo de cierre, es útil señalar que esta función de “posibilitadores” del conocimiento que cumplen los conceptos organizadores dentro de la M-EH (y por ende de la OH dentro de la cual se enmarca) encuentra su fundamento último en la práctica social, es decir en los tipos de sociedad en la cual nos encontramos insertos. De una u otra manera la convivencia con otras personas nos obliga a operar con estos conceptos (véase el caso de Objetividad mencionado más arriba). La propuesta de Hacking en este sentido, es, en primera instancia, conocer estos conceptos organizadores ineludibles. Porque la esfera de circulación de estos conceptos se amplía más allá de la práctica científica propiamente dicha. El ejemplo extraído de la vivencia cotidiana que trae el autor es paradigmático para comprender esto y su relevancia, no solo para la OH y la M-EH sino para la construcción democrática en general, en la cual:

“De una manera lo suficientemente cercana al viejo demos, nosotros, no una polis sino un pequeño estado vecino, al final votamos en contra de algún trasfondo de hechos objetivos admitidos o controversiales. En el debate, que puede ser acalorado, hay una constante invocación de «hechos objetivos» y «opiniones subjetivas». La micro polis sobrevive gracias al regulador de objetividad”. (Hacking 1999, 64).

Bibliografía

Foucault, M. (1984). What is Enlightenment?, RABINOW, P., (ed.)(1984). The Foucault Reader. New York, Pantheon Books, pp. 32-50.

Hacking, I. (1995). El surgimiento de la probabilidad, Barcelona, Gedisa. (1975)

Hacking, I. (1996). Normal people, OLSON, D. R. and TARRANCE N. (eds.) (1996). Modes of Thought. Cambridge, Cambridge University Press, pp. 59-71.

Hacking, I. (1999). Historical Meta-Epistemology, VANDENHOECK & RUPRECHT (ed.), Wahrheit und Geschichte. Ein Kolloquium zu Ehren des 60. Geburststages von Lorenz Krüger. Gottingen, pp. 53-77.

Hacking, I. (2002). Historical Ontology. HACKING, I. (2002). Historical Ontology, Cambridge, Massachusetts, pp. 1-27.

Joaquín Berriel

j.berriel94@gmail.com