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Es un placer para nosotros presentarles un nuevo numero de DILEMATA, que sigue siendo un espacio de diálogo y reflexión sobre cuestiones fundamentales en filosofía, ciencia y ética.

En este número misceláneo hemos seleccionado cuatro artículos de particular interés que sin duda estimularán el debate.

El primero de ellos, “Potencialidad, suficiencia constitucional y viabilidad fetal: una propuesta de solución a la cuestión del estatuto del embrión humano”, intenta traer luz a un tema tan polarizado y emotivo como el estatuto del embrión humano.

En el segundo artículo, “Mejoramiento y transhumanismo: ¿Un cambio aceptado? se nos presentan los últimos avances en genética que pueden dar lugar a la mejora de nuestra especie tal y como defiende el transhumanismo.

En el tercer artículo, “Reflexiones sobre las relaciones entre racionalidad, emotividad y ética” establece un puente entre la filosofía y la psicología para explorar las intersecciones de la razón, las emociones y la ética en el contexto de la discapacidad.

Por último, “Nunca me abandones: ficción distópica para los seres humanos; realidad actual para los otros animales”, la reflexión se centra en la obra de Kazuo Ishiguro, destacando la paradoja de considerar la explotación de clones como distópica mientras ignoramos la explotación que sufren los animales no humanos en nuestra sociedad.

Estos cuatro artículos, aunque diferentes en cuanto a su temática, nos invitan a reflexionar sobre cómo nuestras decisiones éticas impactan en nosotros, tanto a nivel individual como colectivo.

También contamos con dos reseñas de libro. El primer libro “Ética de la Investigación para las Ciencias Sociales”, coordinado por Adolfo Estalella, reseña de Aileen Chales-Aoun. Segundo libro “La infancia invisible. Cuestiones ético-políticas sobre los niños” de Mar Cabezas, reseña realizada por Dorotea Buendía.

Esperamos que disfruten de estas lecturas tanto como nosotros y les animamos a que participen en en la reflexión y dialogo que cada uno de los libros y artículos de este número de DILEMATA  promueve.

Anibal Monasterio Astobiza
(LI2FE)

Melania Moscoso
(Instituto de Filosofía CSIC))

 

Clara Blanc, una mujer de 31 años que vive en los alrededores de la ciudad francesa de Montpellier, junto al Mediterráneo, ha escrito al presidente Nicolas Sarkozy y a la ministra de Sanidad, Roselyne Bachelot, para pedirles que impulsen un referéndum sobre "el suicidio asistido o el derecho a la eutanasia activa". Blanc sufre del síndrome de Ehlers-Danlos, una afección degenerativa hereditaria que lleva a la disminución de los tejidos que sostienen la piel por falta de colágeno.

El síndrome puede causar hematomas, incapacidad para moverse y hemorragias múltiples. "Yo no soy ninguna suicida" y espero "morir lo más tarde posible", dice Clara Blanc. Pero "llega un momento en que la vida ya no es sino una agonía irreversible". Prefiere morir a verse convertida en un "vegetal", a estar condenada "a la silla de ruedas, totalmente dependiente en medio de un dolor intenso y generalizado".

La petición de Clara Blanc llega en un momento en el que la sociedad francesa está aún conmocionada por la muerte de Chantal Sébire. Y, de hecho, menciona en su mensaje el caso de esta mujer que hace pocas semanas reclamaba desesperadamente la muerte para escapar de una enfermedad irreversible, un tumor que le deformó la cara y le causaba fuertes dolores. Todo lo que llegaron a ofrecerle fue inducirle el coma y esperar a que le sobreviniera la muerte. Pero la solución no le gustó. El 19 de marzo fue hallada muerta en su domicilio, cercano a la localidad de Dijon. Horas después se supo que había fallecido por una ingesta masiva de medicamentos, un suicidio asistido o eutanasia activa del que aún se desconocen las circunstancias y, por tanto, el grado de implicación de sus allegados.

El caso de Clara Blanc tiene otros elementos a considerar. Ella no esconde estar relacionada con la asociación suiza Dignitas, que facilita el suicidio de algunas personas que se lo reclaman. "Pero los gastos se aproximan a los 6.000 euros y no los tengo", se lamenta.

El mensaje de Blanc pone de nuevo contra las cuerdas al Gobierno francés, que acordó revisar su ley de la eutanasia en medio de la polémica generada por el caso Chantal. Y reaviva de nuevo el debate. Reacciones de comprensión y apoyo, pero también críticas. Otras personas enfermas o familiares afectados por ese síndrome de Ehlers-Danlos han manifestado su sorpresa ante la demanda de Blanc. "Las consecuencias de la enfermedad son cada vez mejor tratadas, los centros de reeducación ayudan mejor a los enfermos y los centros de dolor saben cómo disminuirlo", aseguran.

El problema ético-filosófico que plantean esos enfermos a los médicos está mal resuelto por la legislación francesa, que admite la eutanasia pasiva -deja que la vida se apague por sí sola utilizando para aliviar los dolores, los productos que sean necesarios-, pero que equipara la llamada eutanasia activa a la "incitación al suicidio", o "ayuda al suicidio", dos delitos penados con cárcel.