EBEN España (capítulo español de European Business Ethics Network) celebra este año su XVIII Congreso en Bilbao, del 23 al 25 de junio. Para más información podéis ir a  http://www.aurkilan.org/ .  

Este año el congreso tiene un título que para los no iniciados parecerá críptico "Teoría superior de los stakeholders". Voy a explicar un poco de qué va esto. La idea de "stakeholders" juega con la palabra "stockholder" (accionista) que literalmente significa "el que tiene acciones". El stakeholder sería "el que tiene 'algo en juego'". La concepción tradicional de la gestión de empresas la veía como un contrato de confianza entre los ejecutivos y "los que tienen acciones" por el cual éstos entregan el capital, esperando un rendimiento y aquellos dirigen la empresa del modo más efectivo para generar tal rendimiento -y por tanto, el rendimiento, o beneficio, es la medida de la buena gestión: cuanto mayor sea, mejor es la gestión de los ejecutivos y más satisfacen ese contrato de confianza con los accionistas. Todo lo demás -la creatividad, el mercado, las ventas, los contratos de trabajo, el trabajo mismo, la organización administrativa-jerárquica de la empresa, su estatuto legal, etc.- se suponía subordinado a esa relación de confianza y al objetivo de la misma: maximizar el beneficio de los accionistas. La concepción basada en la noción de stakeholder tiene otra idea de lo que es una empresa y de la misión de los ejecutivos. La empresa es una institución económica compleja, donde una serie muy diversa de factores, relaciones, personas y actividades buscan una serie de objetivos no siempre coincidentes. Esta nueva visión reconoce el papel de varios grupos de interés en una empresa: empleados, clientes, proveedores, comunidades, medio ambiente, gobiernos, etc. todos ellos además de los accionistas, cuando se trata de una gran empresa de ese tipo. Y la gestión de esta institución compleja no puede reducirse al objetivo de maximizar el beneficio de los accionistas, o al menos no puede reducirse a eso de modo simple y sin matices.

A partir de ahí se desarrolla la teoría de los stakeholders. Esta teoría debería responder sobre todo a la pregunta de quiénes son los stakeholders de una empresa, y qué les debe la dirección de la empresa, y la empresa misma. 

Estos debates, aunque tienen ya décadas, todavía son bastante desconocidos incluso en el campo de las empresas. Por eso hace falta una teoría superior de los stakeholders, que recoja y sistematice lo que hasta ahora son ideas dispersas y propuestas alternativas. 

En Bilbao, los organizadores han invitado a algunos de los expertos mundiales más reconocidos en este tema, y por eso el congreso es relevante y es una ocasión para cualquiera que quiera ponerse al día.

Alguien preguntará ¿y esto qué tiene que ver con la ética? Bueno, la idea de que la empresa no es una máquina de maximizar beneficio y que la tarea de los directivos empresariales no es exclusivamente enriquecer a los accionistas (lo que implica enriquecerse ellos mismos, bien como accionistas, bien en forma de premios por haber logrado su objetivo), ya es un progreso. Pero además, dese el origen la teoría de los stakeholders se ha presentado como una teoría de contenido moral: el motivo por el que una empresa es algo más que un instrumento en beneficio de algunos grupos es porque los demás grupos tienen un estatuto moral. Y las obligaciones hacia esos grupos tienen una base moral. Aclarar todo esto es parte de la tarea de la ética empresarial en este momento.