En los últimos años existe un replanteamiento sobre la ética en distintas disciplinas. En la medicina, en la biología, en los medios de comunicación, en la empresa privada, en la economía, en la tecnología, etcétera. Ante esta diversidad de materias en las que se evoca el concepto “ética”, surge la duda de si hay una o existen varias éticas. Esta situación genera que el término se use de maneras distintas, es decir, de manera relativa y simple, acompañado de un conocimiento “vulgar”, lo que puede originar un problema si no existe un entendimiento homogéneo del concepto.
Es importante dejar claro que la ética es una disciplina del conocimiento que se aplica al ser humano independientemente del ámbito en que éste se desenvuelva. No es que existan varias éticas si no que son diferentes los espacios donde se aplican. Así como la disciplina del derecho es una, siendo las leyes diferentes según la época y el lugar, de la misma manera la ética se ajusta a las costumbres y a los tiempos. Incluso en una misma época y lugar existen variantes. Por eso es posible decir que hay una ética empresarial o una “ética protestante” como escribió Max Weber. Cada una de estas éticas se refiere a los valores que se practican en cada grupo o comunidad determinada. Es importante dejar claro que, aunque varíe la forma, en el fondo no hay más que una ética, la vinculada a la idea del hombre, que se pone de manifiesto en la vida social, familiar, profesional y política del individuo, como sostiene Victoria Camps al decir: “Sin lugar a dudas hay que dejar claro que la ética es una. Unos son los derechos fundamentales y únicos los principios que establecen, por ejemplo, la dignidad absoluta de la persona humana o la exigencia de la universalidad como criterio absoluto de la moralidad de las acciones” (Camps, 1997, 55).

Además hay que añadir que en esta disciplina existen distintos niveles de conocimiento según sea la profundidad con que se aborde. Más allá del conocimiento general o vulgar, existe uno más profundo en el que la ética contribuye al descubrimiento de un estilo de vida gracias a la búsqueda de la máxima felicidad del ser humano. Adela Cortina plantea una clasificación respecto al conocimiento de la ética, de los elementos básicos que todo ciudadano debe conocer como aspectos de conducta y solidaridad. Esta autora se refiere a ellos como “ética de mínimos”, mientras que a los elementos que muestran los estilos de vida, cómo ser feliz, cuál es el sentido de la vida y la muerte, los denomina “ética de máximos” (Cortina, 1998, 116).

Por su parte Rawls, también establece una clasificación ética planteando que por un lado existe “una concepción moral de la justicia para la estructura básica de la sociedad” y por otro “doctrinas comprehensivas del bien” (Rawls, 2000).
La ética que se requiere para los gobernantes y funcionarios es la que contempla fundamentos básicos que inducen a actuar haciendo el bien y evita conductas indebidas. Dar ese paso en los gobiernos del mundo sería un gran avance para la humanidad.